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LA CASA DE CRISTAL

La luz natural en los hogares acaba siendo una obsesión para muchos. Y bien es cierto que, al menos para mi, se convierte en un requisito fundamental.

Pero, ¿qué ocurriría con una casa construida a base de cristal permitiendo, así, dejar pasar la luz de forma permanente?

Esta misma pregunta es la que se plantearon el fotógrafo Nick Olson (27) y la diseñadora Lilah Horwitz (23) con un refugio que poseían en Virginia, EE.UU.

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Esta pareja de jóvenes americanos se conoció en una residencia de artistas de Pennsylvania. En el comienzo de su relación, Nick invitó a Lilah a pasar un fin de semana en la propiedad de su familia al sur de Virginia.

Lo que comenzó siendo como un fortuito paseo por el bosque, dio lugar a una auténtica visión artística: la pareja empezó a hablar acerca de lo increíble que era la luz en aquel momento y de qué ocurriría si hubiese un espacio habitable donde esa luz cambiase según la hora del día.

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La luz varía tanto dependiendo de si es por la mañana, al mediodía o al atardecer… Queríamos, de alguna manera, construir una casa para vivir en primera persona y en nuestro propio espacio, de ese maravilloso cambio. Una manera más cercana de convivir con elementos naturales” – Nick Olson.

Tanto Olson como Horwitz descubrieron un proyecto que valía la pena perseguir. Así que, de manera impulsiva, renunciaron a sus respectivos trabajos, alquilaron una roulotte y comenzaron a conducir estado por estado en busca de material para su nuevo proyecto.

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La mayoría de las ventanas recolectadas fueron encontradas, otras pocas compradas. Pero cada una de ellas tiene una historia que contar. Cuando consiguieron el vidrio suficiente, comenzaron a construir la cabaña en el terreno familiar. El proceso de construcción parece ser que resultó hasta frustrante.

La estructura del ventanal frontal de la vivienda cuenta con casi 5 metros de altura más otro metro y medio bajo suelo. Fue realizada por ellos mismos utilizando clavos, maderas y todo lo aprovechable de un antiguo granero de la propiedad. Incluso el material para el techo lo rescataron de la granja abandonada.

Se estima que se gastaron unos 500 totales en el proyecto, algo increíble.

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“Todo esto se realizó sin ninguna otra ayuda más que la de nuestras propias manos y bajo la atenta mirada de curiosos ciervos, conejos o zorros ocasionales. Fue aterrador y dificil.” – Lilah Horwitz.

“La casa no dispone de ningún sistema de electricidad o fontanería. Tuvimos que ser ingeniosos para hacerlo barato pero fuimos capaces de convertirlo en una realidad porque somos creadores y artistas. – Nick Olson.

Mirándolo ahora, es simplemente una locura. Es enorme. Ahora me doy cuenta de lo que la hace tan incríble” – Lilah Horwitz.

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Atribuyen su momento favorito del día con el atardecer, cuando el hogar se transforma en una auténtica experiencia y cuando las luciérnagas aparecen y se acaban fusionando con las estrellas. Un auténtico refugio pintoresco al que pretenden añadir, a futuro, una cocina al aire libre mediante energía solar y una estufa de leña.

Pero por el momento, disfrutarán del espacio como lo que es. Un lugar de escape y de retiro.

Os dejo un documental de estos dos grandes artistas, dignos de ejemplarizar, y de su maravillosa obra.

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